sábado, febrero 18, 2006

Cultura VIP




Por Andrés Jácome
ljacome@unab.edu.co
Periodista. Integrante del equipo de redacción fundador de 15

El encuentro de autores realizado en Cartagena llamado Hay Festival también fue el encuentro de dos culturas, al mejor estilo de la conquista. Decenas de autores se enredaron con cientos de curiosos, literatos, estudiantes y aficionados a las letras que buscaron en esta época una de las poquísimas oportunidades para hablar de literatura.

El problema es que no hablaron, escucharon, los pocos que pudieron entrar. A pesar de la disposición de muchos autores para acercarse a su público, el séquito cultural VIP (Very Important Person) impedía el acceso ya que por credencial y estrato impedían a los muchos estudiantes, de universidad pública o de provincia, entablar pequeñas conversaciones con Vila-Matas o Javier Cercas.

Eran unos 30 autores invitados de varios países iberoamericanos y el Reino Unido, los de mayor trayectoria se caracterizaron por su disposición, amabilidad y sencillez. Los que los rodeaban, alrededor de 200 personas con credencial VIP, se destacaban por ser absolutamente lo contrario.

La pregunta es: ¿Qué hay que hacer para acreditarse en un evento tal como VIP?, la respuesta, según lo observado, puede concluir en ser patrocinador, hijo, sobrino o amigo de político, artista millonario, lagarto cultural o la mezcla de todas las anteriores y eso, a pesar de que no es novedad en un país como Colombia, causa molestia, sobre todo por aquellos que quisieron vivir un buen momento cultural pero no tuvieron los 5.000 pesos para ingresar a una de las 20 charlas.

Muchos estudiantes de Popayán, Bogotá, Bucaramanga o Medellín llegaron en bus esperando una oportunidad para hablar con los autores. Algunos se unieron en grupos de cinco para pagar noches de 40.000 pesos en hoteles de mala muerte del popular sector de Getsemaní y debatían entre pagar la boleta para ingresar o comprarse el coctel de camarones. Y eso fue lo más valioso del Festival ya que cinco minutos con una de las plumas eran valoradas como el más grande tesoro.

La organización al ver que el interés era mayor del esperado optaron por retransmitir las charlas en las afueras del Teatro Pedro de Heredia y el Claustro San Domingo, lugares en los que se celebraron los conversatorios. Solución temporal que sirvió pero que también permite replantearse sobre el alcance de la política cultural. El dinero pareciera que lo compra todo, hasta los espacios a los que todos tenemos derecho.

Una escena fue recurrente, una escritora llamada Bella Ventura hizo preguntas en casi todos los actos a los autores invitados, negándole la posibilidad a más gente del común que se quedó con el micrófono en la mano. Sus inquietudes eran válidas, pero tantas y en casi todas las charlas ya resultaban molestas, sobre todo cuando la mayoría de escritores la conocían y dichas cuestiones podrían ser resultas en los cocteles. Simplemente, a mi parecer, fueron espacios perdidos para aquellos que nunca podrán recibir una respuesta de tan eminentes invitados.

El asunto no es contra los escritores, ni en contra del encuentro, es contra esa cultura VIP, que por tener esa acreditación quitan los espacios para quienes es más importante un libro que el simple dinero para poder sobrevivir.

OTRAS RECOMENDADAS

www.hayfestival.com/cartagena

Página oficial del festival

http://blogscolombia.com/wp/?p=30

Blog No Hay Festival, página no oficial del evento